Las hormigas, pequeñas pero poderosas, de Iñurri

Las hormigas, pequeñas pero poderosas, de Iñurri

Texto: Manuela Estel / Fotos: Andoni Beristain
FB
PN
X

Share 

Miren y Julene tenían poco más de 25 años cuando fundaron Iñurri, en un bar de Usurbil. Querían acompañar a mujeres con cáncer de una forma liberadora. Su asociación pronto destacó por su enfoque feminista, en Gipuzkoa y más allá.

En su local bañado de luz en Usurbil, frente a un mural multicolor de Zumeta, Miren y Julene, cofundadoras de Iñurri (hormiga en vasco), pasan las imágenes de un finde en Madrid entre amigas. Risas, tapas, paseos por el Retiro… Momentos de alegría sencilla. Pero hay un detalle: es el último fin de semana de Leire, de 22 años, en fase terminal de cáncer. Sonríe todo el tiempo. Y muere unas horas después, en la cama del hotel, rodeada de su madre y de las “iñurris” que se han convertido en sus amigas.

“Si la muerte podía ser bonita, lo fue”, cuenta Miren. Detrás de ella, las camisetas de la asociación lucen su lema: Hil arte, bizi — Hasta la muerte, vive. Esa es la misión de Iñurri: ayudar a las mujeres con cáncer a priorizarse, sacudirse las imposiciones, y vivir como quieran. Un golpe feminista al sistema.

¿Cómo nació Iñurri?

Mi madre murió de cáncer hace ocho años. Estuvo 10 años enferma. Se quedaba calva, nos enseñaba su “no teta” y acompañaba a otras mujeres enfermas. Cuando murió, yo necesitaba hacer algo, aunque no sabía qué ni cómo.

Abrí un perfil de Instagram y Miren contactó conmigo. Y así, en un bar, Miren hizo un diseño y creamos unas camisetas. De repente se nos acercaron muchas mujeres con cáncer.

Siempre decimos que una persona no muere si se queda en nuestra memoria, y yo creo que Iñurri es mucho de eso: antes era solo mi madre, con su tatuaje de hormigas y ahora son muchas “iñurris”.

¿Qué os hizo diferentes?

Empezamos a escucharlas, solo escuchar. Era reconfortante ser escuchadas sin esa mirada de pena, ser tratadas como personas, no como pacientes.

Una nos dijo que teníamos una manera feminista de enfrentar la enfermedad. No habíamos caído en que era así, pero sí. La verdad es que Iñurri no podía ser no feminista. Es nuestro punto diferente.

¿Qué desigualdades viven las mujeres en la atención médica?

Una de las primeras mujeres que acompañamos era una catalana de 29 años. Tardaron casi un año en diagnosticarla. ¡Decían que se tocaba demasiado las tetas!

Hay un desequilibrio de género: a los hombres siempre se les cree cuando dicen que algo les duele. A las mujeres, en cambio, se les dice: ¡Estrés, ansiedad! ¡Eres una histérica! Teníamos claro que necesitábamos otro enfoque.

¿Y después del diagnóstico?

La presión estética es increíble. Lo primero que te dicen es dónde comprar pelucas, prótesis y hacerte micropigmentación. Puede ser útil, pero falta información complementaria.

A mujeres jóvenes, sometidas a una menopausia precoz que altera su sexualidad, nadie les da respuestas. Debería ser un recurso público y gratuito. La realidad del cáncer es que igual te curas o no, pero quieres vivir bien.

Y en lo personal, ¿cómo les afecta el cáncer?

Hay un estudio de 2017, publicado en la revista Cancer, que dice que el 20,8 % de las mujeres enfermas terminan siendo abandonadas. Pero cuando es el hombre el que enferma, su mujer se encarga de cuidarlo. Las mujeres con cáncer siguen cuidando, mientras muchos hombres se escaquean. Estamos hartas de cuidar a todos, menos a nosotras.

En vuestro pódcast Dragón Cáncer, Olatz Mercader cuenta cómo, en las duchas de una piscina, una niña se quedó mirando su pecho operado. Su madre le dijo que no mirara, pero Olatz invitó a la niña a hacerle las preguntas que quisiera. ¿Cómo refleja este momento la importancia de romper los tabúes sobre el cuerpo femenino y la enfermedad?

Demuestra que no se ve un solo pecho operado en los espacios públicos. Es valioso tener una persona como Olatz, que está empoderada, que ha hecho su trabajo con su cuerpo. “Es una cicatriz, no tengo un pecho y no pasa nada.” Cuando la gente le pregunta algo como: “¿Qué vas a hacer en verano cuando quieras ponerte un vestido?”, suele responder: “Pues, ¿el vestido va a salir corriendo?”

Hay que educar mucho, no solo a niños, sino a gente de todas las edades. De ahí surgió el proyecto de los calendarios.

«A las “iñurris” les gusta sentirse activas: las acompañamos, pero también ellas acompañan a otras mujeres, hacen como una pequeña revolución con lo que tienen.”

¿Cómo ayudan los calendarios, y vuestro trabajo en general, a reapropiarse de su cuerpo?

A la hora de quitar el pecho lo primero que te van a dar es la cita con el cirujano para reconstruirte. Y si no se reconstruye, muchas mujeres llevan una prótesis externa. Siempre ha sido algo que había que esconder.

Mucha gente cree que el pecho reconstruido incluye pezón y queda igual que antes. La realidad es diferente. Además, algunos estudios demuestran que el riesgo aumenta al poner prótesis. Entendemos a las mujeres que quieren tener otro pecho para sentirse mejor. Pero denunciamos que no les dan todas las opciones ni les informan de los riesgos.

Nosotras empoderamos a las mujeres. Porque tienes que ser súper empoderada y segura para decir no, en un momento en el que estás tan vulnerable…

¿Qué ofrecéis que no da el sistema sanitario tradicional?

La idea era generar red. El primer contacto es con nosotras, pero luego les ponemos en contacto con alguien con quien creemos que puede encajar. Entre gente que tiene cáncer, al final se comprenden mejor. Tenemos una tribu de 220 mujeres (¡y un hombre!).

También acabamos de empezar a hacer terapias de grupo con una psicóloga. La idea es acompañar el postratamiento, cuando se supone que estás feliz, pero te sientes mal: hay miedo, tu cuerpo cambia… Eso nadie lo cuenta.

¿Por qué es tan clave el colectivo?

A las “iñurris” les gusta sentirse activas: las acompañamos, pero también ellas acompañan a otras mujeres, hacen como una pequeña revolución con lo que tienen. Los primeros proyectos salieron de ellas. Cuando tienes cáncer, es como si entraras en una fábrica: te ponen en la cinta transportadora y vas así, de quimio a radio, manipulada como un objeto. Con nosotras, no eres un número. Tienes un papel de paciente activa.

Cuéntanos un momento que representa el espíritu de Iñurri.

Durante un retiro, una mujer, bastante pudorosa, vino con un jersey de cuello alto. Siempre llevaba su prótesis externa, aunque le dolía (siempre tenía la marca). El segundo día, organizamos una sesión de fotos. Cada una posó como quiso. Ella lo hizo con el pecho descubierto, liberada. En esos momentos, nos decimos que hemos logrado algo importante.

¿Qué diríais a quien acaba de ser diagnosticada?

Que estamos aquí. Cuando encuentras una tribu, todo es más fácil. La mierda está, pero juntas, la mierda es menos mierda.

Bromalgae: La gran revolución de los pequeños organismos

BROMALGAE

Reproducir vídeo
Texto: Nahia Zubeldia / Video : Mito & Iker Treviño
FB
PN
X

Share 

La gran revolución de los pequeños organismos

Hace unas décadas, Barakaldo era el corazón de la industria pesada, durante la época de los Altos Hornos de Bizkaia y la producción de acero. Aquella actividad impulsó con fuerza la economía vasca, pero también trajo consigo una gran contaminación. Con el tiempo, la industria entró en declive, y tanto Bilbao como sus alrededores experimentaron una gran transformación: se impulsaron nuevas políticas medioambientales y comenzaron a florecer proyectos orientados al desarrollo sostenible.

Altos Hornos de Vizcaya, fundados en 1902 en Barakaldo

De hecho, la revolución verde que se está gestando en Euskal Herria no brota únicamente de los bosques o de sus tierras de cultivo. Existen unos pequeños organismos marinos, las microalgas, que están allanando el camino hacia un futuro sostenible. Este es el enfoque innovador de Bromalgae, una empresa bilbaína que busca aprovechar el poder de las microalgas para enfrentar grandes desafíos medioambientales, como la reducción de la contaminación del aire, la captura de dióxido de carbono y la promoción de energías renovables.

Microalgas: el oro verde del mar
Pese a su diminuto tamaño, las microalgas son auténticas «super plantas» con una enorme capacidad para absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno, además de reproducirse a una velocidad impresionante (¡duplicándose o triplicándose a diario!). Gracias a estas propiedades, resultan altamente productivas e interesantes para sectores como la industria, la agricultura, la alimentación y la energía. Aprovechando el mismo proceso natural que oxigena el planeta, Bromalgae está desarrollando una tecnología basada en microalgas para reducir la contaminación y purificar el aire.

Por ejemplo, Bromalgae ha creado «árboles de algas» para respirar un aire más limpio en ciudades contaminadas. Este sistema, denominado GarbiAir, captura gases como el CO₂ y los NOx mediante microalgas. Los primeros resultados de las pruebas realizadas en Barakaldo y Bayona son sorprendentes: se ha logrado reducir el dióxido de carbono entre un 30-40% y los óxidos de nitrógeno hasta un 70%. Por lo tanto, no es de extrañar que pronto veamos florecer «árboles de algas” en las calles de las ciudades.

Pero los desafíos de la contaminación no se limitan a las calles. Los gases emitidos por las grandes industrias también representan un grave problema. Y aquí, las microalgas juegan un papel crucial. El sistema GarbiNox, a través de reactores de microalgas instalados en fábricas, filtra la contaminación, captura los gases tóxicos y libera un aire más limpio. Esta tecnología no solo protege el medio ambiente, sino que también ayuda a las empresas a cumplir con las rigurosas normativas ambientales.

Las microalgas también tienen una amplia variedad de aplicaciones. Para investigar y aprovechar todo su potencial, Bromalgae está produciendo microalgas a escala industrial dentro del proyecto Valga. Las aplicaciones de las microalgas pueden extenderse desde la agricultura hasta la gestión de residuos, la salud y la industria cosmética.

Bromalgae está tratando de demostrar dos verdades: por un lado, que el destino de una ciudad o región puede transformarse, y que, incluso siendo antes grandes contaminantes, es posible convertirse en un actor clave para la protección del medio ambiente; y, por otro, que las microalgas brindan soluciones prácticas y eficaces frente a los grandes desafíos ecológicos.

Sin embargo, lograr que estas tecnologías revolucionarias sean viables no es tarea fácil, y aún persisten algunos retos clave por superar. Además de trasladar la producción a escala industrial, es necesario dar a conocer y difundir los beneficios de las microalgas, tanto para sensibilizar a la ciudadanía como para fomentar que las empresas apuesten por alternativas sostenibles. Asimismo, las políticas públicas, deben desempeñar un papel crucial, priorizando la calidad del aire y la protección del medio ambiente.

El futuro de las microalgas
Bromalgae nos demuestra que un futuro más verde y sostenible es posible aunando la innovación tecnológica con la fuerza de la naturaleza. Las microalgas no son una solución mágica, sino una alternativa real que la ciencia y la ingeniería nos ofrecen para combatir la contaminación y proteger el medio ambiente.

De Euskal Herria al mundo, el trabajo de Bromalgae demuestra que estos pequeños organismos marinos tienen el poder de transformar la salud de nuestro planeta. El potencial de las microalgas, aún en su fase de germinación, permanece en gran medida oculto bajo las aguas, y para que brote hacia la superficie, es necesario contar con tres ingredientes esenciales: tecnología, conciencia social y una regulación adecuada.

Notox: las primeras tablas de surf ecológicas

NOTOX

Texto: Naia Zubeldia / Fotos: Mito & Notox
FB
PN
X

Share 

Pierre Pomiers y Benoît Rameix, eran compañeros de trabajo en una empresa robótica, pero sobre todo eran dos apasionados del surf.

Armonía con la naturaleza
A principios del siglo XXI, el surf, reveló su lado oscuro: a pesar de desarrollarse en el corazón de la naturaleza conlleva un gran impacto ambiental. La creación de una tabla de surf de 3 kg, por ejemplo, genera 6 kg de residuos peligrosos, y los materiales necesarios para su fabricación recorren una distancia media de 9.000 km.

Pierre Pomiers y Benoît Rameix, eran compañeros de trabajo en una empresa robótica, pero sobre todo eran dos apasionados del surf. En cuanto se percataron de la realidad, decidieron remar hacia el cambio.

Dicho y hecho: En 2006, crearon el innovador taller Notox en Angelu. Pusieron todo su empeño en preservar el medio ambiente y la salud de las y los artesanos: reducción de ruido, tratamiento del aire, absorción de contaminantes en aguas, sustitución de la acetona por disolventes volátiles y separación de residuos y partículas finas.

Pioneros sobre olas
En 2010, Notox diseñó la primera tabla ecológica fabricada con fibra de lino. En esencia, se trata de poliestireno reciclado recubierto con resina epoxi de origen biológico (56% de origen vegetal), de tal forma que la huella ecológica es mucho menor: los materiales se traen de mucho más cerca (700 km) y, de los 4 kg de residuos generados por tabla, el 75% se reciclan. Además, la fibra de lino aporta unas cualidades excepcionales: a parte de ser ligera, absorbe mejor las vibraciones.

Pulido de una tabla de corcho

«Combinando técnica, responsabilidad ecológica y precios accesibles, Notox encarna una nueva visión del surf.”

La revolución del corcho
En 2016, tras tres años de investigación, Notox atrajo también el interés de surfistas noveles e intermedios gracias a una tabla fabricada en corcho, un material fiable que resiste bien los golpes y, al ser antideslizante, no necesita cera. Esta tabla también gozó de un gran éxito y, a día de hoy, representa el 50% de la producción de la marca.

En constante crecimiento
Las creaciones de Notox están presentes en numerosas ferias, destacando la Exposición Universal de Milán, donde en 2015 logró una notable visibilidad global. Actualmente, la empresa exporta el 20% de sus ventas y tiene previsto crear un taller bajo licencia en Australia.

Combinando técnica, responsabilidad ecológica y precios accesibles, Notox encarna una nueva visión del surf, y ha logrado que la afición y el respeto al medio ambiente confluyan en una misma tabla.

Alki presenta su nuevo taller sostenible con showroom y tienda.

FÁBRICA Y SHOWROOM ALKI

Texto: Nahia Zubeldia / Fotos: Mito & Pierre Leibar
FB
PN
X

Share

La cooperativa vasca Alki, tras más de cuatro décadas en su histórica sede de Itsasu, marca un antes y un después y se traslada a su nuevo atelier de energía cero de Larresoro.

Diseñado por la agencia de Leibar & Seigneurin, este nuevo atelier de 8.260 m² es un ejemplo de innovación en eficiencia energética y refuerza el compromiso de la cooperativa con el desarrollo económico y cultural de Euskal Herria.

La arquitectura del edificio, diseñada para adecuarse a la escarpada topografía del terreno, ha tratado de reducir al máximo la superficie empleada. Esta limitación inicial ha permitido reducir la huella ecológica y optimizar los procesos de producción. Como resultado, se ha logrado organizar el trabajo de manera circular, mejores condiciones laborales para el equipo y una fabricación aún más eficiente.

«Gracias a un aislamiento perfecto, el atelier no necesita calefacción ni climatización”

En cuanto a la eficiencia energética, se ha llegado aún más lejos: gracias a un aislamiento perfecto, el atelier no necesita calefacción ni climatización y aprovecha muy bien la luz natural. Al contar con grandes aberturas perfectamente orientadas, apenas necesita luz artificial. El suministro eléctrico actual es 100% renovable, gracias a un proveedor local. De cara a futuro se ha concebido la instalación de paneles solares en la cubierta del edificio, con el objetivo de cubrir toda necesidad energética del atelier.

Showroom inmersivo, espacio de creación e investigación
La sala de exposición de 400 m², diseñada por el estudio Iratzoki, ofrece una experiencia inmersiva en la que curvas y transparencia se articulan en torno a una cortina de más de 100 metros de largo. Este espacio expositivo invita a particulares y profesionales a descubrir las colecciones de mobiliario Alki, desde diseños para el hogar hasta colecciones para restaurantes y disposiciones de oficina. El showroom se divide en diferentes espacios: restaurantes, lounge bars, salas de proyección, bibliotecas, etc., destacando siempre la versatilidad que ofrecen las creaciones de Alki.

Una boutique de objetos locales
Junto al showroom, y como complemento perfecto a la experiencia, se encuentra una boutique que reúne objetos de fabricación propia y colaboraciones con marcas locales. Este espacio se presenta como un auténtico escaparate del saber hacer local. Algunos de los objetos se han fabricado en el atelier, mientras que otros llevan la firma de talentosos creadores locales. El showroom y la boutique estarán abiertos al público de lunes a sábado, en horario de 09:00 a 17:00 horas.